lunes, 12 de mayo de 2008

Crónicas... llegar o no llegar: esa es la cuestión

Me encuentro en proceso de escritura. El humo, Walsh, Carmelo (no caramelo), leer, leer, leer!!
Leo el texto de María del Mar, y me siento acoompañada. O por lo menos, no me siento sola...
¿Llegaré?

Notas de lector. Carlo Guinzburg, "Señales. Raíces de un paradigma indiciario"

Notas de lector. Carlo Guinzburg, “Señales. Raíces de un paradigma indiciario”


Parte de la contraposición “racionalismo” e “irracionalismo”. Recorre la historia que unió a Freud –con el análisis de sus pacientes–, Morelli –cuando la pintura le habla del pintor, de su estilo de pintar–, y Holmes –quien investiga a través de paradigmas indiciarios–, y concluye en que sí había un denominador común entre éstos: “la disciplina que permite diagnosticar las enfermedades inaccesibles a la observación directa sobre la base de síntomas superficiales, a veces irrelevantes a los ojos del profano...”. Guinzburg no considera esto un accidente temporal, una mera coincidencia, sino que hacia finales del siglo XIX se empieza a dogmatizar un paradigma indiciario basado en la sintomatología.

Hace un poco más de historia, milenaria, y se detiene en el hombre cazador. Cómo observa el terreno, los indicios que descubre en la naturaleza, lo que una hoja húmeda puede decir, lo que una pisada no puede ocultar, “`descifrar` o `leer` los rastros de los animales son metáforas”. Y lo compara con la historia documentada (3000 años aC.), por ejemplo: los soberanos debían comunicarse con sus súbditos por medios escritos.

Analizar, comparar, transmitir, documentar, clasificar. En ambos casos es idéntico, no así en la historia, compara dos realidades socialmente diferentes. Y esboza una primera conclusión: “... contraponer dos seudociencias como la adivinación y la fisiognómica a dos ciencias como el derecho y la medicina...”. Él encuentra aquí, claramente, señales del paradigma indiciario o adivinatorio dirigidos a cualquier momento, temporalmente hablando: pasado, presente, futuro. Cómo distintas disciplinas, históricamente, se han preocupado por descifrar, para llegar a lo que hoy todavía somos: polis.

El autor sigue, cronológicamente, analizando lo indicial, y amplía el espectro en lo que a textos se refiere: la filología, ésta nace después de la escritura, obviamente, y se consolida después de la imprenta: “Primeramente fueron considerados como no pertinentes al texto todos los elementos ligados a la oralidad y a la gestualidad; después, también los elementos ligados al carácter físico de la escritura”.

Estima necesario apelar a la diferenciación entre naturaleza y cultura al momento de poder definir, delinear, más concretamente esto de “paradigma indiciario”, de Morelli a Mancini, de la pintura a la escritura. Hasta las necesidades sociales. El nombre, la firma. Luego, los registros policiales, las “fichas personales”, para llegar a las huellas digitales. Aquí, los paradigmas indiciales desarrollados son los que ayudan a la elaboración de formas de control social “cada vez más sutiles”.

Contrapone este modelo con el de Galileo. En éste no hay movimiento, no hay un “objeto” que buscar. En aquél hay que buscar el objeto, que está en continuo movimiento.

“La representación de las vestiduras flotantes en los pintores florentinos del siglo XV, los neologismos de Rabelais, la curación de los enfermos de escrófula por parte de los reyes de Francia y de Inglaterra, son sólo algunos de los ejemplos acerca de la manera en que indicios mínimos han sido considerados, una y otra vez, como elementos reveladores de fenómenos más generales: la visón del mundo de una clase social, o bien de un escritor o de una sociedad entera”.

El saber indiciario requiere de olfato, golpe de vista, intuición. Aquí no hay reglas formalizadas. “Nadie aprende el oficio de conocedor”.

Diario de escritora. Parte I

12/03
Armo mi segundo blog. El primero lo hice por hobbie, para que mis amigos lean lo que escribo. El segundo para la materia Taller de escritura.

Les presento a “Tallereando”. Espacio destinado a escribir, escribir y escribir. Reflexionar, compartir.

¿Qué será?


14/03

Primer post en el blog. Colgué los tres primero trabajos. Le agregué color, una foto y los links de los blogs de mis compañeros.


24/03

Estuvimos pensando en la entrevista con mis compañeros de grupo. Eduardo, Leo y yo elegimos el grupo “La Grieta”, un espacio en principio callejero para llevar arte de acá para allá.
Los tres investigamos sobre La Grieta. Quiénes la componen, para qué. Revisamos páginas en Internet, el sitio de La grieta, nos metemos en los talleres para elegir sobre cuál investigar.
Leo y yo seleccionamos los “Intervención y comunicación visual callejera”.


03/04

Fracaso!

Por un lado veo que mis compañeros están avanzados en sus blogs y en sus entrevistas. Por el otro los chicos que nos iban a dar las entrevistas se esfumaron, se borraron, se los tragó la tierra. No respondieron más mails, no contestaron llamados.
Me reúno con Leo, para ver qué hacemos. Leo es, también, estudiante de música. Piensa en que cambiemos de rumbo y veamos de hacer algo con gente que seguro iba poder atendernos.
Me contacto con tres profesores, recomendados por Leo. Él se queda con otros.

Horas más tarde envío tres mails.

El primero en responder es Carmelo Saitta. Me dice que el lunes va a estar en la Universidad todo el día. Que me fije qué horario me queda cómodo para reunirnos ahí.

Entré en pánico. Llamo a Leo, en carácter de urgente. (¿¿¿¿Qué mierda le pregunto????)


07/04

Fragmento de la entrevista:


Me encuentro un poco perdida, porque tuve que cambiar el curso de mi investigación sobre la marcha. Pero no me detendré en lo que no fue. Y porque es lunes, y en general es un día en que la gente se pierde.

Estoy en mi oficina, me preparo un mate y agarro el cuadernillo, cual periodista. Escribo las posibles preguntas, las que armo con un curriculum vitae de mi entrevistado y con cuestiones que yo quiero que me responda para poder hacer mi trabajo.

Carmelo debe estar esperando. Me acerco hacia el aula donde él da clases todo el día, y se iba a hacer un espacio para atenderme.

Efectivamente ahí está. Fumando. Afuera del aula. Lo miro de lejos, me acerco, me presento, y él con un gesto de abuelo cariñoso me invita a pasar.

No es un aula cualquiera. No es un aula de esas que conozco de la Universidad de Quilmes. Es un aula más “tecnológica”, un aula con “máquinas” de ésas que hay en los recitales, intuyo, a sabiendas de que estoy con un músico. En otro contexto esas máquinas bien podrían estar en un quirófano, o crear bombas nucleares.

Me pide que me siente, y recién ahí toma asiento él. Un caballero.

“Contame, Ana”, me dice con su voz, con su mirada, con sus manos.

Tiene la mirada tibia, el pelo blanco, y modales que invitan. Modales que te hace sentir “como de la familia”. Podría decir que es un tipo piola. Uno de esas personas con las que te querés quedar a pasar la tarde.

Tengo en claro que debemos hablar del arte, de la transformación. Tengo en claro él es un artista. Pero estoy en un punto en el que no sé lo que me deparará la charla (perdón, el destino).


09/04

Hombre de palabra

Carmelo me envió un mail con tres artículos de su autoría. Decido tenerlos a mano para mi trabajo de investigación. Porque ya con la entrevista tengo bastante para la primera entrega y debo tener material para desarrollar en el trabajo siguiente.

Reflexión entrevista



Una primera respuesta podría ser, un espacio que comparten al menos dos personas. Que manejen un mínimo común denominador.
Por lo que leí existen entrevistas de información, entrevistas biográficas, algunas publicitarias. Creo que, a diferencia de una nota de información, la entrevista busca contar más de la persona en cuestión. De su historia. De lo que lo rodea.

Arfuch, me dirá que en verdad existen tres participantes, el entrevistador, el entrevistado y el lector. Y, tal como sospechaba, que se busca “el lugar común” del entrevistado. Dice: “la `buena` entrevista logra más que cualquier otra práctica que refiera sentidos: no los re-presenta sino que los presenta”.

Ulibarri, habla de la importancia que puede tener una noticia, si es bien abarcada, y cómo se marca la diferencia con el aporte de las voces. “Sin desarrollar la habilidad investigativa el periodismo difícilmente pasará de la noticia simple, del artículo hueco o del editorial anémico.”

Sabrina Paramidani, dice: “… el periodista humaniza al escritor”. Y, en este caso, yo creo que saca a luz la parte humana del entrevistado. Llega a lugares que sólo mediante preguntas, cara a cara, pueden salir.

Cuando en la entrevista a Jorge Luis Borges, Ronald Christ, le pregunta “¿Le gustaría hablar de eso?” o “Le gustan mucho las bromas, ¿verdad?”, ahí el escritor es persona, el entrevistado es persona, y deja de lado su profesionalismo para transformarse en uno más.

Muchas veces me encontré con entrevistas donde el rol del entrevistado se mezcla con el del entrevistador. Por ejemplo, cuando el primero pregunta, haciendo partícipe de la reflexión al entrevistador. Un ejemplo que tengo a mano es del de Borges, cuando Christ le pregunta; “¿Carente de sentido?, y Borges contesta: “¿Usted no lo cree?”