Una primera respuesta podría ser, un espacio que comparten al menos dos personas. Que manejen un mínimo común denominador.
Por lo que leí existen entrevistas de información, entrevistas biográficas, algunas publicitarias. Creo que, a diferencia de una nota de información, la entrevista busca contar más de la persona en cuestión. De su historia. De lo que lo rodea.
Arfuch, me dirá que en verdad existen tres participantes, el entrevistador, el entrevistado y el lector. Y, tal como sospechaba, que se busca “el lugar común” del entrevistado. Dice: “la `buena` entrevista logra más que cualquier otra práctica que refiera sentidos: no los re-presenta sino que los presenta”.
Ulibarri, habla de la importancia que puede tener una noticia, si es bien abarcada, y cómo se marca la diferencia con el aporte de las voces. “Sin desarrollar la habilidad investigativa el periodismo difícilmente pasará de la noticia simple, del artículo hueco o del editorial anémico.”
Sabrina Paramidani, dice: “… el periodista humaniza al escritor”. Y, en este caso, yo creo que saca a luz la parte humana del entrevistado. Llega a lugares que sólo mediante preguntas, cara a cara, pueden salir.
Cuando en la entrevista a Jorge Luis Borges, Ronald Christ, le pregunta “¿Le gustaría hablar de eso?” o “Le gustan mucho las bromas, ¿verdad?”, ahí el escritor es persona, el entrevistado es persona, y deja de lado su profesionalismo para transformarse en uno más.
Muchas veces me encontré con entrevistas donde el rol del entrevistado se mezcla con el del entrevistador. Por ejemplo, cuando el primero pregunta, haciendo partícipe de la reflexión al entrevistador. Un ejemplo que tengo a mano es del de Borges, cuando Christ le pregunta; “¿Carente de sentido?, y Borges contesta: “¿Usted no lo cree?”
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