lunes, 12 de mayo de 2008

Diario de escritora. Parte I

12/03
Armo mi segundo blog. El primero lo hice por hobbie, para que mis amigos lean lo que escribo. El segundo para la materia Taller de escritura.

Les presento a “Tallereando”. Espacio destinado a escribir, escribir y escribir. Reflexionar, compartir.

¿Qué será?


14/03

Primer post en el blog. Colgué los tres primero trabajos. Le agregué color, una foto y los links de los blogs de mis compañeros.


24/03

Estuvimos pensando en la entrevista con mis compañeros de grupo. Eduardo, Leo y yo elegimos el grupo “La Grieta”, un espacio en principio callejero para llevar arte de acá para allá.
Los tres investigamos sobre La Grieta. Quiénes la componen, para qué. Revisamos páginas en Internet, el sitio de La grieta, nos metemos en los talleres para elegir sobre cuál investigar.
Leo y yo seleccionamos los “Intervención y comunicación visual callejera”.


03/04

Fracaso!

Por un lado veo que mis compañeros están avanzados en sus blogs y en sus entrevistas. Por el otro los chicos que nos iban a dar las entrevistas se esfumaron, se borraron, se los tragó la tierra. No respondieron más mails, no contestaron llamados.
Me reúno con Leo, para ver qué hacemos. Leo es, también, estudiante de música. Piensa en que cambiemos de rumbo y veamos de hacer algo con gente que seguro iba poder atendernos.
Me contacto con tres profesores, recomendados por Leo. Él se queda con otros.

Horas más tarde envío tres mails.

El primero en responder es Carmelo Saitta. Me dice que el lunes va a estar en la Universidad todo el día. Que me fije qué horario me queda cómodo para reunirnos ahí.

Entré en pánico. Llamo a Leo, en carácter de urgente. (¿¿¿¿Qué mierda le pregunto????)


07/04

Fragmento de la entrevista:


Me encuentro un poco perdida, porque tuve que cambiar el curso de mi investigación sobre la marcha. Pero no me detendré en lo que no fue. Y porque es lunes, y en general es un día en que la gente se pierde.

Estoy en mi oficina, me preparo un mate y agarro el cuadernillo, cual periodista. Escribo las posibles preguntas, las que armo con un curriculum vitae de mi entrevistado y con cuestiones que yo quiero que me responda para poder hacer mi trabajo.

Carmelo debe estar esperando. Me acerco hacia el aula donde él da clases todo el día, y se iba a hacer un espacio para atenderme.

Efectivamente ahí está. Fumando. Afuera del aula. Lo miro de lejos, me acerco, me presento, y él con un gesto de abuelo cariñoso me invita a pasar.

No es un aula cualquiera. No es un aula de esas que conozco de la Universidad de Quilmes. Es un aula más “tecnológica”, un aula con “máquinas” de ésas que hay en los recitales, intuyo, a sabiendas de que estoy con un músico. En otro contexto esas máquinas bien podrían estar en un quirófano, o crear bombas nucleares.

Me pide que me siente, y recién ahí toma asiento él. Un caballero.

“Contame, Ana”, me dice con su voz, con su mirada, con sus manos.

Tiene la mirada tibia, el pelo blanco, y modales que invitan. Modales que te hace sentir “como de la familia”. Podría decir que es un tipo piola. Uno de esas personas con las que te querés quedar a pasar la tarde.

Tengo en claro que debemos hablar del arte, de la transformación. Tengo en claro él es un artista. Pero estoy en un punto en el que no sé lo que me deparará la charla (perdón, el destino).


09/04

Hombre de palabra

Carmelo me envió un mail con tres artículos de su autoría. Decido tenerlos a mano para mi trabajo de investigación. Porque ya con la entrevista tengo bastante para la primera entrega y debo tener material para desarrollar en el trabajo siguiente.

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