Mi tarjeta
“Sabía que ahí había un cuento y que había que contarlo.”
Un poco por mi deseo de escribir, otro poco por lo que en este taller afirmé, aprendí. Celia dice: “la escritura es un ejercicio de la mirada…” uno de los tantos ejercicios que se propone (la escritura).
Y esta frase de Carver viene a decirnos lo mismo. Ahí está, los estás viendo: ¡contalo, decilo, escribilo!
Siempre sospeché que por ahí venía la mano. Eso que vemos y que queremos contar.
A veces todo se reduce a una charla con amigos, en contarle a otros eso que vimos. Otras nos animamos a más y lo escribimos.
Pero el ojo del escritor, entiendo, según Carver, según Celia, no es el ojo que llevamos al oftalmólogo porque no vemos, el ojo del escritor es la mirada del escritor. Nadie mejor para contar una historia que alguien que tiene la mirada afilada. Que alguien que mira y ve.
Me parece muy rica esta idea. Abre las puertas a un mundo tan sutil que muchas veces se nos cuela por los dedos. A un mundo donde mirar ya no es lo que era.
“Sabía que ahí había un cuento y que había que contarlo.”
Un poco por mi deseo de escribir, otro poco por lo que en este taller afirmé, aprendí. Celia dice: “la escritura es un ejercicio de la mirada…” uno de los tantos ejercicios que se propone (la escritura).
Y esta frase de Carver viene a decirnos lo mismo. Ahí está, los estás viendo: ¡contalo, decilo, escribilo!
Siempre sospeché que por ahí venía la mano. Eso que vemos y que queremos contar.
A veces todo se reduce a una charla con amigos, en contarle a otros eso que vimos. Otras nos animamos a más y lo escribimos.
Pero el ojo del escritor, entiendo, según Carver, según Celia, no es el ojo que llevamos al oftalmólogo porque no vemos, el ojo del escritor es la mirada del escritor. Nadie mejor para contar una historia que alguien que tiene la mirada afilada. Que alguien que mira y ve.
Me parece muy rica esta idea. Abre las puertas a un mundo tan sutil que muchas veces se nos cuela por los dedos. A un mundo donde mirar ya no es lo que era.
1 comentario:
Yo todavía noto en la boca el sabor del cuero y del acero que me dejó, ayer noche, el penúltimo relato de "Catedral", titulado "La brida".
Tomás
Publicar un comentario